Miguel de Cervantes Saavedra
(Alcalá de Henares, España, 1547 - Madrid, 1616) Escritor español, autor de Don Quijote de la Mancha
(1605 y 1615), obra cumbre de la literatura universal. La inmensa fama
de este libro inmortal, que parte de la parodia del género caballeresco
para trazar un maravilloso retrato de los ideales y prosaísmos que
cohabitan en el espíritu humano, ha hecho olvidar la existencia siempre
precaria y azarosa del autor, al que ni siquiera sacó de la estrechez el
fulgurante éxito del Quijote, compuesto en los últimos años de su vida.
Leandro Fernández de Moratín
(Madrid, 1760-París, 1828) Poeta y dramaturgo
español. Hijo de Nicolás Fernández de Moratín, estudió en los jesuitas
de Calatayud y fue alumno de la Universidad de Valladolid. Se dio a
conocer como poeta con el romance heroico en endecasílabos La toma de Granada, premiado por la Real Academia Española en 1779; en 1782 volvió a ser premiado por Lección poética. Sátira contra los vicios introducidos en la poesía española,
escrito en tercetos y que le sirvió para atacar al teatro barroco.
Obtuvo el puesto de secretario del conde de Cabarrús en 1787, lo cual le
permitió visitar varios países europeos, entre ellos Francia y el Reino
Unido.
Gabriel García Márquez
En la última década del siglo XIX, Rubén Darío dio a Hispanoamérica la independencia literaria al inaugurar la primera corriente poética autóctona, el Modernismo. Mediado el siglo XX, correspondió al colombiano Gabriel García Márquez situar la narrativa hispanoamericana en la primera línea de la literatura mundial con la publicación de Cien años de soledad (1967). Obra cumbre del llamado realismo mágico, la mítica fundación de Macondo por los Buendía y el devenir de la aldea y de la estirpe de los fundadores hasta su extinción constituye el núcleo de un relato maravillosamente mágico y poético, tanto por su desbordada fantasía como por el subyugante estilo de su autor, dotado como pocos de un prodigioso "don de contar".
Benito Pérez Galdós
(Las Palmas de Gran Canaria, 1843 - Madrid, 1920) Novelista, dramaturgo y articulista español, máximo representante (junto con
Leopoldo Alas «Clarín»)
de las corrientes realista y naturalista en la narrativa española.
Benito Pérez
Galdós
nació en el seno de una familia de la clase media de Las Palmas,
hijo de un militar. Recibió una educación rígida y religiosa, que no le
impidió entrar
en contacto, ya desde muy joven, con el liberalismo, doctrina
que guió los primeros pasos de su carrera política.
Cursó el bachillerato en su tierra natal, y en 1867 se
trasladó a Madrid para estudiar derecho, carrera que abandonó para
dedicarse
a la labor literaria. En 1870 apareció su primera novela, La sombra, de factura romántica, a la que siguió ese mismo año
La
fontana de oro, que parece preludiar los Episodios Nacionales.
Dos años más tarde, poco después de la muerte de su padre y mientras trabajaba como articulista para La Nación, Benito Pérez
Galdós emprendió la redacción de los Episodios Nacionales,
probablemente inspirado en los
relatos de guerra de su progenitor, que había participado en la
guerra contra Napoleón. El éxito inmediato de la primera serie, que se
inicia con la batalla de Trafalgar, lo empujó a continuar con la
segunda, que acabó en 1879 con Un faccioso más y algunos frailes menos.
En total, veinte novelas enlazadas por las aventuras folletinescas de su protagonista.
Durante este período también escribió novelas como Doña Perfecta (1876) o La familia de León Roch
(1878), obra que
cierra una etapa literaria señalada por el mismo autor, quien
dividió su obra novelada entre «Novelas del primer período» y «Novelas
contemporáneas». Este segundo grupo se inicia
en 1881, con la publicación de La desheredada. Según confesión del propio escritor, con la lectura de La taberna, de Zola,
descubrió el naturalismo, lo cual cambió la manière de
sus novelas, que incorporarán a partir de entonces métodos propios del
naturalismo,
como es la observación científica de la realidad a través, sobre
todo, del análisis psicológico, aunque matizado siempre por el sentido
del humor.
Bajo esta nueva manière escribió alguna de sus obras más importantes, como Fortunata y Jacinta (1886-1887), Miau (1888)
y Tristana (1892).
Todas ellas forman un conjunto homogéneo en cuanto a identidad
de personajes y recreación de un determinado ambiente: el Madrid de
Isabel II y
la Restauración, en el que Galdós era una personalidad
importante, respetada tanto literaria como políticamente.
En 1886, a petición del presidente del partido
liberal, Sagasta, Benito Pérez Galdós fue nombrado diputado de Puerto
Rico, cargo que desempeñó (a pesar de su poca predisposición
para los actos públicos) hasta 1890, con el fin de la legislatura
liberal y, al tiempo,
de su colaboración con el partido. También fue éste el momento
en que se rompió su relación secreta con Emilia
Pardo Bazán e inició una vida en común con una joven de condición modesta, con la que tuvo una hija.
Tomás de Iriarte
(Puerto de la Cruz, 1750 - Madrid, 1791)
Escritor español. Fue junto con Félix María de Samaniego uno de los
fabulistas más importantes del siglo XVIII. Sobrino del académico Juan
de Iriarte, a los trece años se trasladó a Madrid para vivir con su tío,
lo que le permitió adquirir una sólida educación. Sucedió a su pariente
como traductor de la Secretaría de Estado y ocupó el cargo de archivero
del Consejo de Guerra.
Su figura destacó en los ambientes literarios y
sociales. Frecuentó asiduamente la tertulia de la Fonda de San Sebastián
donde trabó amistad con Cadalso y Nicolás Fermández de Moratín. Agudo
crítico y gran polemista, mantuvo constantes disputas con Ramón de la
Cruz, Forner y Samaniego. La fama le llegó con la publicación de la obra
satírica Los literatos en cuaresma (1773), imprescindible para conocer a los escritores neoclásicos españoles. En 1777 tradujo en verso el Arte poética de Horacio. Trabajo tan elogiado como controvertido fue el poema didáctico La música (1779), traducido a varios idiomas.
Su mayor popularidad se debió a las Fábulas literarias (1782), publicadas un año más tarde que las de Samaniego,
donde reunió una serie de poemas satíricos y moralizantes que encierran
muchas veces una burla feroz de sus coetáneos. El autor aplicó a estos
apólogos los preceptos clasicistas, se hizo eco de las ideas estéticas
imperantes en su tiempo y se sometió a las reglas de universalidad,
unidad formal y didactismo.
A pesar de que sus versos presentaron una mayor
variedad métrica que los de Samaniego, y buscaron la máxima sencillez y
claridad, las rimas resultaron un tanto forzadas y nunca alcanzaron la
vivacidad de las de su rival. No obstante, el gran acierto del autor
consistió en trasladar fielmente al género fabulístico las normas
dictadas por la preceptiva, como puede apreciarse en piezas como "El
burro flautista", "La mona", "Los dos conejos" o "El caballo y la
ardilla".
De su actividad teatral cabe destacar el monólogo Guzmán el Bueno (1787), el drama en prosa La Librería (1790) y tres comedias morales en verso, El don de gentes (1780), El señorito mimado (1787) y La señorita malcriada (1788), que tratan sobre la dificultad de educar a los hijos. Estas piezas son antecesoras de las comedias de Moratín y de la alta comedia del siglo XIX. Cuatro años antes de morir hizo realidad su deseo de ver publicada su Colección de obras en verso y prosa (1789).
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